De tantas fotos qué tenía para poner después de estas maravillosas y merecidas vacaciones por Asturias, esta es una de las que más ha reflejado mi sensación de cada mañana. Abrir la tienda de campaña cada día y darte de sopetón con este panorama es algo absolutamente indescriptible. Cerrad los ojos, sentid el olor a hierba húmeda y escuchad el rugir de las olas por un momento...qué dulce despertar!.
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